Cumplir años implica aumentar el desgaste de nuestro cuerpo y una de las zonas que más sufre es la de las extremidades inferiores, concretamente los pies. Cada día andamos miles de pasos y nos mantenemos en pie durante horas. Esta rutina que apenas notamos provoca un desgaste continuo en los pies y a menudo, esto se traduce en algún tipo de dolencia que, en ocasiones, puede convertirse en crónica. La prevención es lo mejor para lograr que cuando entremos en la tercera edad podamos mantener una buena salud en esta zona tan importante del cuerpo.
Un alto porcentaje de los adultos necesitan de atención podológica de forma periódica. Por ello, un correcto mantenimiento y un buen control de los pies a lo largo de toda la vida pueden ayudarnos a prevenir enfermedades y evitar problemas más graves que vengan asociados a la edad.
Los pies son, sin duda alguna, una de las partes del cuerpo que más castigamos. De ellos depende gran parte de nuestro equilibrio, pues son los encargados de desplazarnos. Además, también afectan de forma directa en la postura que adquiere nuestro cuerpo. Sin embargo, les prestamos menos atención de la debida y tendemos a acordarnos de ellos cuando empezamos a detectar algún problema.
La vejez puede traer consigo ciertas enfermedades que afectan de forma negativa a la salud de nuestros pies. Esto, sumado a las actividades que realizamos a lo largo de toda nuestra vida, los calzados inapropiados o la desatención de nuestros pies con el paso del tiempo pueden sumar más consecuencias negativas en nuestra pisada o postura, así como una serie de dolores y de molestias, y otros problemas y anomalías que afectan a nuestra salud general.
Según van pasando los años, nuestras extremidades inferiores deben hacerle frente a la presión que ejerce la totalidad de nuestro cuerpo sobre ellas, y que terminan debilitando nuestros pies. Todo ello, desemboca en alteraciones y dificultades en los huesos o en las articulaciones. Por esto, los adultos mayores son uno de los grupos más propensos a padecer ciertas patologías en sus pies, pues con la edad se pierde capacidad motora y por tanto, destreza a la hora de caminar. Lo que comienzan siendo pequeños problemas en nuestra vida temprana acaban por convertirse en un sinfín de complicaciones en la última etapa de nuestra vida. Por esta razón, los profesionales de la salud recomiendan revisar periódicamente los pies y asistir a un especialista. Sobre todo, para asegurar nuestra movilidad y equilibrio a pesar de los años. De este modo, un correcto mantenimiento favorecerá el desarrollo de nuestro cuerpo asegurando su bienestar gracias a un diagnóstico precoz y tratamiento adecuado, lo que mejora nuestra calidad de vida.
Cuidar los pies es indispensable para mantener el bienestar, pues, inevitablemente, es un punto propenso a presentar manifestaciones negativas a consecuencia de la edad. Es decir, el pie del adulto mayor es de por sí un pie en riesgo. Debido a esto, para reducir el riesgo de aparición de posibles patologías o problemas a esta edad es necesario llevar a cabo un ejercicio continuo de mantenimiento desde edades tempranas siguiendo las siguientes recomendaciones:
- Elegir un calzado adecuado es una de las cuestiones más trascendentales a tener en cuenta a lo largo de nuestra vida. En la tercera edad, en concreto, lo más conveniente son unos zapatos lo suficientemente flexibles, que ejerzan a modo de buen soporte y permitan una pisada cómoda. A estas edades los pies tienden a hincharse, por lo tanto, los materiales elásticos que no aprieten los pies van a ser la mejor elección, y siempre naturales.
- Mantener una rutina de higiene es otro de los aspectos que más se tienen que considerar en el cuidado de los pies. En el caso de edades avanzadas, existe una mayor probabilidad de formación de hongos. Por ello, después de cada lavado es muy importante llevar a cabo un secado adecuado, incidiendo, sobre todo, en las hendiduras que se encuentran entre los dedos de los pies, para evitar la maceración.
- Evitar las uñas encarnadas. Por este motivo, debemos prestar siempre atención a la hora de cortarlas a lo largo de toda nuestra vida. Lo correcto es hacerlo en forma recta, para evitar malformaciones y dificultades al caminar. En el caso de que ya se padezca de uñas encarnadas, por uno u otros motivos, lo ideal es ponernos en manos de un especialista.
- Mala circulación que afecta a nuestras extremidades inferiores. Por ello, se deberán evitar todos aquellos calcetines o medias que obstaculicen la circulación, pues van a favorecer la aparición de varices. Así que, lo más recomendable es utilizar calcetines de algodón siempre, ya que es un material natural que permite la correcta transpiración del pie.
En resumen, cuando hemos alcanzado cierta edad se ven afectados la movilidad y el equilibrio. De modo que, conservar nuestro aparato locomotor es sinónimo de potenciar el movimiento y para ello, debemos considerar como imprescindible la salud de nuestros pies y de nuestras piernas. Es muy importante contar con la asistencia de profesionales de la salud de forma periódica, con el fin de evitar en la medida de lo posible la atrofia muscular y el desgaste de las articulaciones, propios de la edad.
Recuerda que el cuidado de los pies empieza desde ya, cuida de tus pies con el uso de plantillas adecuadas para tu salud.
En la consulta con el especialista se tratará cualquier problema de los pies o relacionado con ellos y, en ocasiones, se podrán prescribir plantillas ortopédicas para mejorar el equilibrio, la estabilidad y el confort. En Piédica contamos con el mejor equipo de especialistas y la más avanzada tecnología con la cual es posible elaborar plantillas ortopédicas personalizadas de la más alta calidad.