Pie plano: qué es, diagnóstico y tratamiento

Conoce sus características y cómo tratar el pie plano

El pie plano es uno de los padecimientos más comunes presentes en los pies, tanto de niños, adultos y adultos mayores, el cual puede causar dolor, cambios en la marcha, limitaciones en las actividades de la vida diaria y desgaste irregular en articulaciones y calzado, es por ello que es tan importante tratar la patología mediante plantillas ortopédicas y llevar un chequeo periódico para evaluar los cambios estructurales en el arco plantar, articulaciones y postura en general. Conoce todo sobre el pie plano a continuación.

¿Qué es el pie plano?

El pie plano se caracteriza por la presencia del descenso parcial o total del arco plantar, cuando este no se desarrolla en los infantes se conoce como “pie plano pediátrico”. Esta es una condición crónica del pie, donde los tejidos blandos, incluyendo los ligamentos del tendón tibial posterior y deltoides en la parte interna del pie y tobillo, están expuestos a una sobrecarga repetitiva durante la marcha y al estar parado.
Con el tiempo, estas estructuras pueden presentar dolor, cambios anatómicos, biomecánicos y así modificar las cargas plantares, la marcha y postura en general, cuando estas estructuras de soporte fallan, el resultado es un cambio en la alineación del pie.

Diagnóstico y presentación clínica del pie plano

Los pacientes con pie plano suelen presentar un historial de dolor en la parte interna del pie y el tobillo, lo que desencadena una serie de signos y síntomas que limitan la ejecución correcta de la marcha.

Los síntomas de dolor se pueden desarrollar gradualmente como resultado del uso excesivo, o se pueden remontar a una lesión. Normalmente el dolor se localiza en la parte interna medial del tobillo, bajo el maléolo medial; sin embargo, algunos pacientes también experimentan dolor en la parte externa o lateral del pie. Los pacientes pueden presentar una leve cojera o en algunos casos muy avanzados el dolor no les permite caminar.

¿Cómo identificar el pie plano?

Normalmente, el pie plano puede detectar por medio de la observación, si un paciente de pie presenta pie plano; es decir, el antepié se extienda hacia afuera y si se observa el pie directamente por detrás se alcancen a ver los dedos. Para una mejor valoración se recomienda hacer un análisis baropodométrico que permita identificar la funcionalidad del pie en estático y dinámico.

Es común que la marcha se vea afectada, ya que el tendón del tibial posterior no puede estabilizar el arco del pie cuando se le aplica la carga, también se puede presentar sensibilidad al tacto e hinchazón sobre la parte interna del tobillo justo debajo de la prominencia ósea y dolor en la parte externa con la aplicación de presión. Este dolor se origina cuando el paciente está parado a partir del choque o compresión de los tendones entre el hueso externo del tobillo (peroné) y el hueso del talón.

Una prueba simple es el “Test de Jack” pues es fácil de realizar y derivado de este podemos ir al siguiente punto que es la clasificación de pie plano rígido o flexible Consiste en traccionar el dedo gordo del paciente hacia arriba, si el arco plantar aparece es un pie flexible y si permanece igual, es rígido. 

Tipos de pie plano

Los tipos de pie plano son:

  1. Primera etapa. Inflamación procedente de un tendón tibial posterior irritado, pero sigue siendo funcional.

  2. Segunda etapa. Se caracteriza por un cambio en la alineación del pie al estar parado. El pie se puede mover y regresar a una posición "normal" por el examinador. La segunda etapa también se asocia con la incapacidad para levantar el talón con una sola pierna.
  3. Tercera etapa. Representa una deformidad de pie plano que se endurece debido a la presencia de artritis. Causa irritación en las articulaciones afectadas e incapacidad para llevar el pie a una posición neutra.

  4. Cuarta Etapa. La rigidez y/o artritis se extiende hasta la articulación del tobillo. Esto ocurre cuando el ligamento deltoideo (la estructura principal que soporta el interior del tobillo) no proporciona apoyo generando inestabilidad.

Tratamiento para el pie plano

El tratamiento no quirúrgico se puede llevar mediante el análisis biomecánico de la marcha, la postura y el posicionamiento articular, para modificar dichas características mediante el uso de plantillas ortopédicas realizadas según las características y necesidades de cada paciente. Aunado con el fortalecimiento muscular y prescripción de ejercicio. 

No quirúrgico

El tratamiento no quirúrgico de la etapa 1 y 2 del pie plano adquirido en adultos puede tener éxito.

El tratamiento convencional consiste en los siguiente:

      • Uso de zapatos cómodos.

      • Modificación de la actividad para evitar la sobrecarga y promover el fortalecimiento y alineación del soporte.

      • Ejercicios para pie plano, estos deben ser dictados por un especialista. 

      • Pérdida de peso.

      • Plantillas para pie plano, la utilización de plantillas ortopédicas personalizadas son fundamentales para sostener el arco longitudinal medial y brindar confort y estabilidad al caminar.

Si el tendón tibial posterior se encuentra bien, una serie de ejercicios de fortalecimiento puede tener éxito. En las etapas 1 o 2 esto puede ser combinado con una tobillera y plantillas ortopédicas.

Quirúrgico

Cuando fracasa el tratamiento no quirúrgico, la cirugía puede mejorar la alineación y el dolor a través de transferencias de tejidos blandos y re-alineación de los huesos. La alineación y la funcionalidad del pie se pueden restaurar, sin embargo, el tiempo de mejora es normalmente de seis meses a un año. El tratamiento quirúrgico se sugiere para aquellos pacientes en etapas 3 o 4, o que tienen una disfunción superior y han fracasado con el tratamiento conservador. 

Los principios del tratamiento quirúrgico son:

      • Transplante de otro tendón para ayudar a la función del tendón tibial posterior (por lo general se trasplanta el flexor largo del dedo gordo).

      • La restauración de la forma y la alineación del pie. Esto realinea la carga al centro del tobillo. 

Posibles complicaciones del tratamiento quirúrgico

      • Problemas en la cicatrización de la herida.

      • Infección.

      • El fracaso para curar el hueso (no unión) que se ha cortado o articulaciones que se han unido.

      • Trombosis venosa profunda. 

      • Embolia pulmonar.

      • Lesión neurológica.

      • Lesión vascular.

      • El dolor y la deformidad pueden continuar. 

La recuperación de la cirugía depende de la combinación particular de los procedimientos que se realizan. Sin embargo, si el corte y el reposicionamiento de los huesos o la fusión de las articulaciones se requiere, (normalmente se requieren) una recuperación típica sería toma de 4-6 meses para lograr gran parte de la recuperación, y 12-18 meses antes de que alcancen su punto de mejora máxima.

Se recomienda que los tratamientos quirúrgicos sean la última opción.

En Piédica puedes tener una consulta online sin costo con uno de nuestros especialistas, quien te podrá orientar con recomendaciones y ejercicios para mantener la salud de tus pies.

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